La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) lanzó un reporte sobre las posibilidades y retos del hidrógeno en América Latina y allí identificó treinta y cuatro pipelines de proyectos de hidrógeno bajo en carbono en la región, de los cuales el 82% (28/34) se ubican en territorio sudamericano.
Chile es el país con mayor cartera de proyectos de esta índole con trece, seguido por Brasil con cuatro pipelines, mientras que Argentina y México igualan en el tercer escalón con tres cada uno.
En tanto, Barbados (1), Colombia (1), Costa Rica (2), Guayana Francesa (1), Martinica (1), Paraguay (2), Trinidad y Tobago (1) y Uruguay (1) completan el listado de países y cantidad de proyectos que la IEA contempló en su informe titulado “Hidrógeno en América Latina – De las oportunidades a corto plazo al despliegue a gran escala”.
De todos modos hay un dato no menor que se aclara dentro del listado, el cual es que del total de la cartera de proyectos, sólo sólo cinco poseen estatus operacional: Hychico en Comodoro Rivadavia (Argentina), autobús de pila de combustible UFRJ (Brasil), un sistema microgrid en Cerro Pabellón (Chile), el proyecto Ecosistema de Transporte (Costa Rica) y ClearGen de 1 MW (Martinica).
La mayoría del resto de la cartera de proyectos se encuentran en primeras etapas a lo largo de los países previamente mencionados y con vistas a llevarse a cabo en los próximos años. Además, sólo dos están en construcción según el informe y se ubican en Colombia y Costa Rica.
Mariano Berkenwald, oficial de programas para América Latina en la Agencia Internacional de Energía (IEA), se expresó sobre este tema durante la presentación del informe y señaló que “algo destacable es que la mayoría apuntan a producir dicho vector energético y venderlo a los mercados de exportación”.
Sin embargo, remarcó que esto puede ser un arma de doble filo y que de centrarse exclusivamente en exportar el hidrógeno producido, se perderían las razones por la que este vector energético se encuentra en la agenda energética mundial.
“Es importante que el hidrógeno beneficie a la región al ayudar a cumplir algunos de los beneficios que lo hacen tan atractivo para ciertas partes del mundo”, manifestó.
Además sostuvo que “la versatilidad que tiene el hidrógeno como vector energético permite a cada país adaptar su estrategia al contexto de oportunidades y las prioridades estratégicas que se plantean”.
Por otro lado, dentro del propio reporte de la Agencia Internacional de Energía se destaca que a largo plazo, América Latina podría tener una superficie terrestre de más de 800 000 km2 en la que el costo nivelado de producción de hidrógeno por electrólisis sea inferior a USD 1 / kg H2 hacia el año 2050.
Esto se daría utilizando un sistema híbrido de fuentes renovables, con aportes de energía solar fotovoltaica y eólica onshore, aunque en lugares muy específicos como el norte de Argentina y Chile, además del sur de Bolivia y Perú, según el informe de la IEA.
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