Junto con China, Estados Unidos, India, Alemania y Japón, Brasil conforma el grupo de países que generan más del 70% de todos los puestos de trabajo de la industria a nivel mundial. Según el balance anual de «Energías Renovables y Empleos» (ver informe en línea) la mayoría del empleo en el país latinoamericano está en biocombustibles líquidos y en grandes hidroeléctricas.
El informe, que fue publicado la semana pasada en el marco de la 15ª reunión del Consejo de IRENA en Abu Dabi, reveló además que a nivel mundial el sector de las energías renovables generó más de 500.000 nuevos puestos de trabajo en 2017, lo que significó un aumento del 5,3% con respecto al 2016 y que a su vez permitió superar por primera vez la cifra de 10 millones de trabajadores.
De acuerdo a las cifras que parten de la base de datos de IRENA, en Brasil se sumaron 1076000 nuevos trabajos el año pasado, si se tienen en cuenta la generación de energía hidroeléctrica de gran tamaño; de otro modo, excluyendo a las grandes hidroeléctricas, serían 893000 los empleos adicionados en 2017.
En detalle por tecnología, la generación de empleo directos e indirectos estimados en Brasil sería de 10000 en solar fotovoltáica, 795000 en biocombustibles líquidos, 34000 en eólica, 42000 en solar térmica y 12000 en pequeños aprovechamientos hidro; por otro lado, 183000/184000 en grandes hidroeléctricas.
El informe, que año a año releva los trabajos que surgen y se mantienen en los mercados nacionales y regionales, consideró en el caso brasilero relevamientos previos como los tomados por Asociaciones locales como ABRASOL y ABIOVE (consultar informe de ABIOVE). De ellos se extrajeron con mayor precisión datos relevantes que llevan a aclarar por ejemplo que el empleo total en biocombustibles aumentó en un 1%, y que mientras que el empleo relacionado con el etanol cayó, este fue compensado por las ganancias en los trabajos de biodiesel.
Otro productor latinoamericano de biocombustibles importante es Colombia, cuya producción en 2017 aumentó a un máximo de aproximadamente mil millones de litros en 2017; las estimaciones basadas en datos publicados por la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia (FNBC) sugieren que la cantidad de ofertas de trabajo nuevas en Colombia podría haber sido de unos 190800 en 2017.
Por otro lado, Brasil no habría tenido tanto éxito en solar y eólica. El mercado de la energía solar brasileño, que habría disminuído un 3% en 2017 (ABRASOL, 2018), generó al rededor de 27500 empleos en la fabricación y 14500 en la instalación; mientras que la industria eólica brasileña, que agregó alrededor de 2 GW en 2017 (según información del Global Wind Energy Council), produjo trabajo para más de 33700 personas en la fabricación, construcción e instalación de torres.
Finalmente, quien sí tuvo buenos avances en esta materia solar y eólica entre países latinoamericanos fue México, que reporta alrededor de 10940 paneles solares fotovoltaicos y cerca de 18000 trabajos eólicos. Pero no obtuvo mejores resultados que Brasil en otras tecnologías. México sumó un total de 68600 puestos de trabajo entre todas las tecnologías.
Me he detenido en el ante último párrafo, donde la incorporación de 2 gigas implico incluir 33700 puestos de trabajo, o sea 16,8 puestos de trabajo por cada Mw de turbinas eólicas instaladas, un valor levemente superior al estimado en Europa 14,5 entre los años 2004/ 2010.
Este potencial de generación de puestos de trabajo de una industria de mano de obra calificada e intensiva, no fue tenida en cuenta por los ministros de Energía y de Producción, desde las administraciones de Menem hasta la fecha, Macri incluida.
También buena parte de la industria local que se ocupó del tema pretendiendo fabricar turbinas no se destacó en sus emprendimientos, algunas se quedaron en el proyecto y no avanzaron por falta de capital propio y por discapacidad de asociarse, otra si lo hizo con diseños avanzados pero sin ser probados debidamente,
En lugar de haber impulsado un diseño mas acorde a nuestros vientos y realizar una integración en etapas como ocurrió con nuestra industria automotriz, se recorrió un camino diferente que no dio los resultados esperados y que están a la vista.
El país no solo importó mano de obra europea, sino que retrasó objetivos múltiples de geopolítica, educación laboral, etc.
lo que visto en perspectiva muestra un gran desatino, cuya consecuencia primera es haber perdido un mínimo de tres décadas en el desarrollo de esta industria, y lo mas triste de esta ceguera gubernamental en buena parte ha implicado que países claramente no industriales como Chile, Uruguay, etc. cuenten ya con una industria de turbinas eólicas.
En nuestro caso se ha avanzado con fabricantes de torres, aunque no lo suficiente para proveer la totalidad de las mismas.
Si bien lo perdido está, el gobierno debería tomar la temática y reunirse con la industria capaz e interesada en formar masa crítica para este emprendimiento y lograr armar facilidades y debidos direccionamientos consensuados que sean capaces de interesar a las empresas posibles.