México atraviesa un momento de cierta incertidumbre para los proyectos renovables, debido a los cambios en la política energética de la actual administración, que se basan en fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y qué ésta sea la responsable de ejecutar las directrices energéticas del país.
Ante ello, Arturo Carranza, analista del sector energético de México, conversó con Energía Estratégica y planteó que, las oportunidades para aprovechar el potencial renovable en el país, se localizan en los ejercicios de planeación y de interés que pueda identificar la CFE.
«Es cierto que se dejó en segundo plano el impulso a las renovables de privados, lo que significa una política regulatoria que no otorgó permisos para el desarrollo de nuevos proyectos y obstaculizó el proceso de los ya desarrollados”, sostuvo.
“Pero cuando hablamos de renovables, debemos entender que, al menos en los próximos tres años, vendrán principalmente de la mano de la Comisión Federal de Electricidad”, agregó.
Una de esas posibilidades “realmente importantes” del mercado se daría para los EPCistas. Puntualmente para la modernización y repotenciación de catorce centrales hidroeléctricas que prevé el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
“Es decir que ayuden a ejecutar el programa de obras de la CFE, ya que ésta selecciona EPCistas con comprobada experiencia a través de mecanismos de licitación muy particulares, con el lanzamiento de estudio para sondear a los EPCistas y saber cómo anda el mercado en términos de precio”, explicó Carranza.
Y a ello se deben añadir los parques fotovoltaicos en la frontera norte de México, anunciados por AMLO semanas atrás. Lo que también podría abrir las puertas a la industria, “siempre y cuando la planeación esté a cargo de la Secretaría de Energía y que el socio principal sea la Comisión Federal de Electricidad», según palabras del presidente. Similar al parque solar de Puerto Peñasco que está llevando a cabo en Sonora.
Hecho que ratificaría la idea central del analista del sector, que pese a todas circunstancias que se dieron en el último tiempo, “los privados todavía tienen oportunidades”. Esto quiere decir que el modelo que se lleva a cabo actualmente en México no lo ve como una renuncia total de participación de los privados en el sector eléctrico, sino que es diferente.
Aunque aclaró que “el nuevo esquema modelo en el que se relacionan las empresas privadas y el gobierno, no posee el ritmo más acelerado que podríamos observar, ya que hay algunos condicionamientos”.
“Y en los próximos años seguramente observaremos un ritmo más pausado, aunque no corresponde con las necesidades energéticas de México, de la región y del mundo”, concluyó.
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