El Banco Interamericano de Desarrollo, Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) de Uruguay y el Puerto de Rotterdam (PoR) lanzaron un informe titulado “Hidrógeno Verde: un paso natural para Uruguay hacia la descarbonización”, donde se analizaron las ventajas y los riesgos del país como productor de dicho vector energético.
El estudio también presenta los principales hallazgos de prefactibilidad, los potenciales usos locales de H2V y derivados, beneficios que se podrían dar en materia de reactivación económica e iniciativas que desarrolla el gobierno uruguayo.
Dentro del mismo se menciona que Uruguay cuenta con varios atributos que lo posicionan positivamente como productor de H2V. Una de ellas es la disponibilidad de energía eléctrica renovable – cerca del 98% de la matriz eléctrica – y un “alto potencial de generación renovables no convencionales, tanto on-shore como off-shore”, en este último caso gracias a 208.057 km2 de superficie marítima, potencialmente aprovechables.
Incluso en los últimos meses la Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Pórtland (ANCAP) ratificó un modelo de negocio para producir hidrógeno verde offshore a partir de energía eólica y la instalación de aerogeneradores en cuatro regiones en las aguas jurisdiccionales uruguayas.
Precisamente, esto se debe a que, según el estudio, el potencial de generación onshore en el 5% del área del país se estimó en 450 GW (con un factor de capacidad de 20%) para fotovoltaica y 30 GW (factor de capacidad potencial superior al 41%) para eólica.
Mientras que en eólica offshore, el potencial a instalar asciende a casi 280 GW, con un factor de capacidad potencial que superaría el 55%.
En cuanto a los costos nivelados de la energía (LCOE) y el costo nivelado de hidrógeno (LCOH), el reporte indica que para 2030 se estima una reducción del CAPEX del 45 % y, por tanto, un LCOE combinado de eólica y solar visto por el electrolizador de 16 €/MWh. Y a partir de esta información, se obtiene un LCOH en Uruguay de 1,5 €/Kg de hidrógeno.
“El análisis concluyó que, de acuerdo a los supuestos realizados, la demanda de hidrógeno podría variar entre 0,4 y 3 millones de toneladas de hidrógeno por año, alcanzando un costo nivelado de 1,5 €/Kg en el país”, detalla el documento.
Asimismo, se estimaron los costos del vector energético puesto en Rotterdam considerando distintos carriers, siendo el amoníaco aquel que lograría menor costo: 2,55 €/kg de H2 en destino.
Un paso más abajo se encontraría el líquido orgánico Metilciclohexano, a un valor de 2,80 €/kg de H2 en destino. Y según se aclara, la distancia al puerto destino no tiene gran impacto en el costo para el amoníaco ni el MCH.
Las inversiones requeridas para estos niveles de producción varían entre totales acumulados de € 5.780 millones al 2050 (escenario conservador), “de los cuales un 30% deberían ser realizados en la presente década, un 25% en la siguiente y el restante 45% en la de los ‘40.
Por otro lado, para el escenario medio las inversiones requeridas ascenderían a € 12.300 millones, correspondientes un 27% a la década actual, 24% en el transcurso de la próxima y un 49% en la subsiguiente.
“Y finalmente, si se considera el escenario ambicioso, la inversión en el país sería de unos € 45.000 millones, con un 86% de este valor concentrado en la década del 40”, agrega el informe.
De todos modos, según pudo averiguar Energía Estratégica, el gobierno de Uruguay también trabaja en otra serie de consultorías, una de ellas con McKinsey y con datos actualizados a lo ocurrido durante el 2021. Y se espera que próximamente se publiquen los resultados de manera oficial, así como una hoja de ruta nacional del hidrógeno verde.
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