El Gobierno colombiano tiene el importante desafío de generar condiciones que satisfagan tanto a la oferta como a la demanda (más allá de que las partes tengan deseos contrapuestos) para que participen de la subasta a largo plazo de energías renovables.
El borrador del Pliego licitatorio se dio a conocer el pasado viernes por la tarde y quedará sujeto a observaciones y sugerencias del sector privado hasta el miércoles 24 de la semana que viene.
La intención del Ejecutivo es que la subasta no quede con las manos vacías, tal como ocurrió a principios de año. Un segundo intento fallido sería crítico para el mercado colombiano de las energías renovables ya que se desinflarían las altas expectativas que hay hoy día.
Un destacado directivo de la industria confió a Energía Estratégica LATAM que preferían más un contrato dolarizado, aunque sea parcialmente, que un plazo a 15 años.
“El hecho de pasar de 12 a 15 años no compensa el hecho de tener que ir a buscar una cobertura a la tasa de cambio, en caso tal de gestionar financiamiento internacional o buscar financiamiento en Colombia”, opinó la fuente, que por razones corporativas solicitó que su identidad no fuera revelada.
“Además, para las empresas que consolidamos balances fuera, también está el efecto que se debe demostrar una cobertura a los flujos libres, porque tienes que garantizar unas condiciones a una tasa en euros o dólares”, agregó el empresario.
Otro aspecto que remarcó tiene que ver con que, al tratarse de un contrato financiero el que se pondrá en juego en la subasta y no físico, la fecha de entrada en operación comercial (COD) se puede extender del 1 de enero del 2022 al 31 de diciembre del 2023, siempre que el oferente tome el riesgo de abastecer al demandante con energía del mercado spot.
Este mecanismo habilitará a participar a grandes proyectos que hoy día están en carpeta en La Guajira, a la espera de que se terminen de construir obras eléctricas de envergadura.
Para la fuente consultada, esta señal no es positiva. “El punto no está en mover el COD para que todos los proyectos puedan presentarse sino dar señales claras de que va a haber más de una subasta y que en cada una haya opciones de que entren proyectos que estén listos en ese momento. No tiene sentido habilitar la participación de proyectos que tienen gran incertidumbre”, opinó la fuente.
“Es un riesgo que esos contratos, que si bien son financieros, no se honran con un despacho programado”, cerró el empresario.
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