Plantean canjear 6000 millones de dólares de deuda por acción climática en el Caribe

Números en rojo demuestran que la región se aleja de las metas de la Agenda 2030 e impactan duramente sobre la recuperación que necesitan los países caribeños en un escenario postpandemia. ¿Cómo avanza el ODS 7? ¿Qué lugar se le da a las renovables? 

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, presentó el quinto informe sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe, denominado: Una década de acción para un cambio de época. 

“No necesitamos un granito de arena, necesitamos un alud de rocas”, alertó la referente de la CEPAL sobre las medidas pendientes de los ODS, frente a representantes de 33 países de la región durante la inauguración de la Quinta Reunión del encuentro intergubernamental del Foro de América Latina y el Caribe 2030.

A través de un «semáforo» que delata el estado actual de los compromisos frente a los ODS, la CEPAL advirtió que sólo un tercio (32%)  de las 111 metas están en la trayectoria y ritmo adecuados para lograr su cumplimiento. 

“En un 68% de las metas vamos pésimo», sinceró Alicia Bárcena. 

Aquella valoración se desprende del análisis que un 22% de las metas tendrían una tendencia en retroceso y un 46% aún son insuficientes para alcanzar las metas. 

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS7) destinado a «Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos» sería uno de los que mejores resultados arroja. 

Sin embargo, se cuestionó que como parte de la recuperación postpandemia muchos países estén volviendo al modelo de explotación minera y petrolera ante la suba de la demanda y el alza de precios actual.  

“Resulta que la recuperación sigue el modelo que ya había demostrado sus limitaciones estructurales. Muchos países siguen yendo al extractivismo, por el precio de las materias primas están esperando que por ahí sea la recuperación”, puso en duda Alicia Bárcena. 

Y, en tal sentido, subrayó la necesidad de actuar ahora e impulsar aquellas medidas que sí llevarán a una recuperación sostenible. 

Como respuesta inmediata para los países del Caribe, se refirió al programa Caribe First. 

“El canje de deuda por acción climática es una posibilidad que tenemos a la mano”, proclamó la secretaria ejecutiva de la CEPAL. 

“Hemos propuesto que se reduzca el 12% de la deuda de el Caribe. Estamos hablando de 6 mil millones de dólares que no es mucho, para crear un fondo de resiliencia del Caribe para la adaptación”, planteó.  

Aquello intentaría resolver los números en rojo que aquejan a la región, sus ciudadanos y a las actividades productivas que aquí se desarrollan. 

En términos de deuda en América Latina y el Caribe «estamos muy mal», valoró la secretaria ejecutiva de la CEPAL argumentando que nuestra región es la que tiene más deuda en el mundo en materia de desarrollo.

“Somos la región más endeudada pero además somos una región, sobre todo el Caribe, que está pagando altísimos costos del servicio de la deuda total”. 

Repasando los porcentajes de deuda en la década pasada, la CEPAL señala que entre los países más complicados 15 se encuentran en el Caribe. Siendo más preocupante la situación de Jamaica con un 61,1% del ingreso del gobierno al servicio de la deuda total. 

Entre otros números en rojo, la inflación es otro indicador que tiene a todos bastante preocupados, sobre todo en los precios de alimentos y energía que impacta a los hogares más pobres. 

En respuesta a esto, la CEPAL señaló que los bancos están subiendo rápidamente las tasas de interés para poder contrarrestar este problema y lograr una convergencia hacia el cumplimiento de las metas de los bancos centrales hacia finales del 2022, pero «nada de eso está asegurado». Se trataría de un fenómeno complejo ya que una sobrerreacción puede comprometer el crecimiento y la recuperación del empleo, mientras que una reacción «tímida» puede inducir a una aceleración de la inflación. 

Finalmente, al mencionar la evolución del PIB, se refirió a una dura caída del -6,8% en toda América Latina y el Caribe durante 2020 -la más baja en todo el mundo- y a una «efímera euforia» durante 2021 que significó un reflote del 6,2%. Ahora bien, este año el escenario sería un tanto más complejo significando sólo un 2,1% a favor, pero manteniéndose como el menor incremento en un estudio comparado con otras regiones del mundo. 

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