La Conferencia de las Partes convocó una vez más a diversos actores del mundo en una nueva Cumbre del Clima. Además de referentes de gobierno de unos 200 países, miembros de distintos grupos activistas también dijeron presente.
El Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC) afirmó, a través de un comunicado compartido a este medio el día de ayer (10 de diciembre), estar realizando reuniones tanto en el centro de las negociaciones como también en los márgenes de la Cumbre.
El pasado lunes 3 de diciembre, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, expresó en la sesión plenaria inaugural la posición de la iglesia frente a los efectos del cambio climático. En su discurso puntualizó
«…todavía es posible limitar el calentamiento global, pero para hacerlo se requerirá una voluntad política clara, progresista y fuerte para promover lo más rápidamente posible el proceso de transición a un modelo de desarrollo que esté libre de esas tecnologías y comportamientos que influyen en la sobreproducción de emisiones de gases de efecto invernadero.»
En este sentido agregó que «el cambio climático es una cuestión más moral que técnica». De acuerdo a la MCMC, si las soluciones al cambio climático están a nuestro alcance, la pregunta sería si las vamos a utilizar.
Un acontecimiento que habría impactado entorno a un evento franciscano sobre «el rol de las comunidades religiosas en la justicia climática» fue el testimonio de ex trabajadores de la industria del carbón en Polonia quien, según el comunicado de la MCMC, «pidió apoyo para que su comunidad pueda hacer la transición hacia la energía limpia”.
La ciudad de Katowice, al sur de Polonia, generó polémica entre los ambientalistas al elegirse como escenario para esta COP24. Su pasado y presente de explotación de carbón hacen surgir dudas sobre su intervención o no en el avance del tratamiento de temas tales como: cumplimiento de reducción de gases de efecto invernadero, impuesto al carbono, entre otros.
Desde la MCMC, señalan que la barrera en el diálogo estaría puesta por naciones con economías grandes, llevando a que potencias como China y Turquía busquen una reducción más ligera.
“El progreso en las conversaciones se ha visto frenado por países dependientes de combustibles fósiles que se muestran reacios a comprometerse con una ambición real”
Como parte del Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático los países miembro que suscribieron al Acuerdo de París deben cumplir sus compromisos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) hacia el 2020, año fijado a partir de la vigencia del Protocolo de Kioto.
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