19 de diciembre 2014

Los proyectos de renovables, Cammesa y complicaciones para conseguir financiamiento

Ramòn D. Peralta, Licenciado en Administración y Ciencias Políticas, Filósofo, escritor y ensayista,  es un profesional de prestigio, que tiene llegada a los principales funcionarios del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Energía. Conoce de cerca el sector de las energías renovables. En diálogo con Energía Estratégica analizó los problemas que sufre la industria para […]


Ramòn D. Peralta, Licenciado en Administración y Ciencias Políticas, Filósofo, escritor y ensayista,  es un profesional de prestigio, que tiene llegada a los principales funcionarios del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Energía. Conoce de cerca el sector de las energías renovables. En diálogo con Energía Estratégica analizó los problemas que sufre la industria para acceder a financiamiento.

¿Qué medidas se podrían tomar para facilitar los proyectos de inversión de energías renovables?

Cuando hablamos de políticas de fomento a inversión productiva – en éste caso para las energías renovables -, es recomendable analizar el todo como un sistema, que puede o no obrar como integrado, para luego proceder a estudiar cada elemento finito de ese corpus, a fin de poder cotejar el comportamiento de cada «molécula» con su actuación e interrelación en el conjunto. Así es como podemos ir descubriendo los principales escollos a ser removidos. 

Sobre que la capacidad crediticia de Cammesa (como Sapem), – a cargo del monosoponio del MEM-, está en su punto crítico, ya no es materia de polémicas ni discusiones (ni siquiera entre los mismos funcionarios del gobierno nacional). En particular, cuando hablamos del tipo de PPA implícito en la Resolución 108/11, instrumento contractual que no goza de garantía alguna por fuera de la naturaleza jurídica imbuida en el espíritu enunciativo de la misma.  En otras palabras, hay que solucionar el riesgo Cammesa, así de simple. En éste sentido, podemos explicar las posibles soluciones, apelando a una metonimia que quizás sirva desde lo hermenéutico. Supongamos que hablamos de sistemas informáticos, podemos optar por corregir los errores de «hardware», o, corregir errores del «software». 

Lo ideal sería solucionar el «hardware», que está simbolizado en eliminar los quebrantos comerciales, que mes a mes se repiten en Cammesa sin (hasta ahora) solución de continuidad, básicamente explicado por la acumulación de distorsiones económicas, generada por los subsidios al consumo eléctrico (entre otros motivos). Pero solucionar esto, escapa a las posibilidades fácticas y existenciales de la empresa. No somos el gobierno nacional. 

Sin embargo, si agudizamos el ingenio, podemos encontrar soluciones en lo referente al «software». Que significa trabajar en corregir la cobertura de riesgo, inherente al instrumento formal del nocional PPA, activo subyacente y derivado financiero del commodity «electricidad». Precursor y punto de partida de cualquier tipo de estructuramiento financiero de proyectos de largo plazo, trátese de Corporate Finance, Project Finance, Financiamiento por Ley de Obra Públicas, etc. Para no extenderme demasiado diré que en la combinación, diversificación y atomización del riesgo entre sector público y privado, está la pista que nos conduce a una solución posible (para éste tema puntual). 

Pero el problema más importante, no está en la rentabilidad, ni siquiera en la cobertura de riesgo, sino en la fuente de provisión de liquidez. Y acá es donde podemos describir al nudo Gordiano de éste sistema. Porque la ley de Energías Renovables, la existente y la por nacer, no poseen para el gobierno actual, el mismo status quo, que por ejemplo, la nueva Ley de Hidrocarburos; la cual contempla las modalidades de ingreso de IED (inversión extranjera directa) y la salida de dividendos para el inversor extranjero, siempre hablando de moneda de origen o divisas. Tampoco el gobierno está (hasta el día de hoy), dispuesto a conceder, por ejemplo, prórrogas de jurisdicción en favor de tribunales extranjeros en los principales contratos del Indenture, como lo es el PPA (power purchase agreement). Cosa que no se exige en los países limítrofes, debido a una mayor confianza en sus administraciones e instituciones. Lo que me hace suponer, que la inversión extranjera para proyectos de energías renovables, mientras no se llegue a un acuerdo con los Hold Outs, estará lindando con lo imposible.  Hay varios inconvenientes más, pero los mencionados; se presumen los más relevantes. 

¿Que opinión le merece el proyecto de ley de energías renovables que obtuvo media sanción en el senado?

Si bien es muy buena y necesaria, no hará ninguna diferencia desde lo estrictamente financiero, y esto me resulta muy preocupante. Por ejemplo, a diferencia de la nueva Ley de Hidrocarburos, donde el debate estuvo centrado en la modalidad «Carry vs Farm in/out», es decir la mejor manera para traccionar IED (inversión extranjera directa), con la nueva ley de EE.RR se ignora por completo éste tan importante tema. Por mencionar algo, podemos referenciar la posibilidad de que las petroleras puedan ingresar divisas del exterior mediante instrumentos de deuda pública, convertibles a un dólar conocido bajo el eufemismo de «liqui» (muy próximo a los $ 12,00 dependiendo de las fluctuaciones del mercado de capitales doméstico). En cambio, para las EE.RR, las empresas deben ingresar (hasta ahora), sus dólares mediante el «MUI» (mercado único de intercambio) o Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), es decir, ingresar divisas al cambio oficial ($ 8,54). De más está decir, que las diferencias son más que sensibles. 

Otra enorme diferencia entre la nueva Ley de Hidrocarburos vs la nueva Ley de Energías Renovables, está dado por la potestad que tienen las petroleras de poder girar hasta un 20 % de utilidades libremente a sus casas matrices. Las condiciones de Chevron, vertidas en documentos identificados como «estrictamente confidenciales», se centran en el tiempo y las características para las concesiones, los topes máximos a las regalías que podrían cobrarle las provincias y una estabilidad tributaria absoluta para la petrolera y sus subsidiarias.

Chevron también exigió una «garantía adicional», de que podrá enviar dividendos al exterior, así como fijar la jurisdicción extranjera para dirimir cualquier disputa con YPF, en la que el Estado argentino controla el 51 por ciento. El acuerdo además, estableció una serie de garantías amplias que debía asumir la petrolera argentina YPF ante posibles reclamos de terceros y posibles bajas de la rentabilidad. Garantías  que ya están con los motores en marcha,  ante la estrepitosa baja del petroleo. 

Muchas de las condiciones que había delineado Chevron en los documentos del 16 de abril de 2013 se plasmaron primero en el decreto 1208/13 y luego en la ley 2687 de la provincia de Neuquén; después en el decreto 292/2013 -que creó el Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos-, que firmó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y, por último, terminaron en la ley 27.007 de hidrocarburos, que el Congreso aprobó el 30 de octubre.

Conocida como la «ley Galuccio» porque el presidente de YPF se convirtió en su impulsor más férreo, la norma se defendió desde el oficialismo como una herramienta clave para que la Argentina alcance su «soberanía energética». Las empresas del ámbito de las renovables, no poseen ninguno de estos beneficios, ni por ley,  ni por idiosincrasia, ni por decisión política. Es curioso, porque un parque eólico de solo 100 Mw de generación nominal, implica una inversión de alrededor de 250 millones de dolares; y si tomamos en cuenta, que alcanzar la meta del 20 % de nuestro consumo total de electricidad se traducen en más de 20.000 millones de dólares en 10 años, ¿Por qué no darle los mismos derechos otorgados a Chevrón; a los potenciales inversores en renovables?

¿Qué aspectos desde el punto de vista financiero no tuvo en cuenta el GENREN?

Los mismos que ahora. Los escenarios de la economía doméstica y la coyuntura macro internacional, no son iguales a la del 2009, son peores. Y los hechos son el mejor lenguaje conque describir ésta realidad. Con el GENREN, solo se pudieron construir parcialmente (módulos), dos parque de generación eólica, el de Genneia en Rawson, y el de Isolux Corsan en Madryn (Lomas Blanca VI). Y vaya curiosidad, ambos se estructuraron financieramente en el mercado doméstico de capitales. En otras palabras, ninguno de los desarrolladores adjudicatarios de PPAs del GENREN, pudieron obtener financiamiento de los mercados internacionales de capitales. Tampoco pudieron oficiar con éxito de Asset Management (gestores de activos), ya que los auténticos sponsors o patrocinadores globales de éste tipo de inversiones, se mantuvieron alejados de Argentina, en espera de «mejores vientos» (económicos y financieros). Tampoco se pudieron articular, esas políticas proactivas con un sector financiero, que hasta ese momento tenía un profundo desconocimiento de las ingenierías financieras enmarcadas dentro del «Project Finance». Situación que no ha cambiado en demasía, toda vez que los operadores fiduciarios no cesan de privilegiar la calificación del emisor, respecto a la calificación de la emisión, inmanente a la división entre corporative finance y project finance. Tema que no es menor, cuando vemos las consecuencias que generó el default de una de las empresas insignes del sector, me refiero a IMPSA. Si realmente, se hubiese hecho un project finance en su acepción lato y técnica, los proyectos de Malaspina y koluel Kaike, no hubiesen sufrido afectación alguna del holding. Porque la finalidad última del project finance, es justamente aislar el proyecto, de los riesgos de sus propietarios, tanto como de los inversores. 

Y en estas condiciones…¿Qué medidas se podrían tomar para que el sector pueda reactivar los proyectos?

Primero, estudiar, contemplar, filosofar y aprender. Aprender de nuestros errores para que estos no se repitan. Comprender que lo que vimos en la universidad, no necesariamente aplica a la Argentina, por la sencilla razón que estamos en terrenos resbaladizos, nuevos y con personalidad propia. Donde la heterodoxia económica vernácula, rompe con todo empirismo y berrinches academicistas. Todo sistema financiero debería tener por misión la aportación, la autorización y la valorización de crédito para la sociedad de la que forma parte. La finanza es un subsistema dentro de la gran dimensión de lo económico que cumple tres funciones primordiales:  intentar garantizar el flujo de  dinero que se utiliza para pagar;  identificar, recoger,  y organizar el ahorro para luego ponerlo al servicio de los proyectos de inversión; y  evaluar el riesgo, atribuiyéndole un valor de referencia para permitir que esos fondos sean asignado de forma eficiente. En éste sentido las políticas del gobierno actual, si bien estuvieron plagadas de buenas intenciones, demostraron en la práctica ser caóticas, ambiguas y poco eficientes. Porque en síntesis, mas allá de la situación de aislamiento respecto a los mercados globales de capitales, tampoco internamente se pudo ordenar el circuito financiero, toda vez que las políticas de fomento al consumo, produjeron una suerte de especulación neurótica en favor de las colocaciones de corto plazo. Así fue como los fideicomisos financieros para proyectos productivos, fueron avasallados por los fideicomisos de consumo, de compensación, etc

 

1 Comentario

  1. Juan Pla

    La verdad es que no conozco al reporteado en esta nota, pero la mezcla de conceptos (o palabras) de regiones relativamente distantes como la filosofía y la jerga de los mercados financieros hacen al reportaje muy difícilmente entendible, aún para trabajadores e interesados en el rubro de las energías renovables. Las ideas expuestas, aunque confusas, están atravesadas por un posicionamiento político. No es que esto esté mal, sino que simplemente la inclinación a la valorización financiera y sobre todo a los INTERESES que esto representa hacen que estas ideas sean muy criticables desde mi punto de vista. O acaso a alguien le parece que los mencionados INTERESES, que han producido crisis sin precendentes en el mundo con el consiguiente sufrimiento concreto de las sociedades que nosotros como argentinos vivimos en el final de la ‘fiesta’ de los 90 y que ahora les toca a los países periféricos de Europa (y que nos toca lateralmente desde 2008) les interesa en algo la suerte de las personas de carne y hueso que vivimos en los países afectados? Sugiere de manera malevolente que «la inversión extranjera para proyectos de energías renovables, mientras no se llegue a un acuerdo con los Hold Outs, estará lindando con lo imposible. Hay varios inconvenientes más, pero los mencionados; se presumen los más relevantes.», es decir que según el reporteado se debiera dar curso a la voracidad fuera de toda lógica económica y moral de los buitres (utilizando el eufemismo de ‘hold outs’, para tipos totalmente fuera de cualquier consideración como genuinos ‘inversores’ aún en el capitalismo!) para tener un mercado de renovables en la Argentina?
    No seamos inocentes y sumemos otros interlocutores, más comprometidos con la suerte de quienes vivimos en este lugar del mundo sin abultadas cuentas en moneda extranjera en terceros países.

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