El esquema comercial que rige en el sector eléctrico desde hace más de diez años, marcado por tarifas bajas y congeladas, ha descapitalizado a las empresas distribuidoras, al punto de que si no fuera por el “dibujo” de los balances contables, en cirscuntanscias normales estarían en quiebra.
Por citar un ejemplo, cabe mencionar el caso de Edesur, distribuidora de energía eléctrica que suministra a más de 6 millones de personas en Capital Federal y alrededores, que reportó una pérdida integral total neta de 1.358 millones de pesos en 2014. ¿Cómo hace para seguir funcionando? El Estado se hace cargo del costo real de las compañías, a través de subvenciones: sólo en 2014 superaron los 120.000 millones de pesos.
Entrando en el plano de la distribución es donde se observa el cuello de botella más dramático. Según datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) entre 2003 y 2013 se añadieron en el país 4600 kilómetros de líneas de alta tensión. En lo que respecta a distribución troncal se agregaron 5065 km.
Emilio Apud, ex Secretario de Energía y asesor del PRO, asegura que “para recuperar los servicios se necesitan dos años y medio destinando 2.000 millones de dólares; el problema está en el sistema: transformadores, tableros, protecciones, elementos de maniobras, estaciones, cables, que se tendrían que haber renovado porque creció la demanda a un ritmo del 7 por ciento anual; se están haciendo parches”.
Oscar Juan Sivori, hasta hace algunos días Gerente del departamento de Energía Eléctrica de Enarsa S.A, también ex Edesur y Edenor, desde un punto de vista técnico diferenció entre inversión y gastos, cargando contra las distribuidoras por incumplimiento en el sostenimiento de la infraestructura: “No repararon las instalaciones; que no se confunda que no pudieron invertir (que está relacionado con adquirir algo nuevo) con gastar; el servicio funciona mal porque no se mantuvo, es decir, no se gastó un solo peso; Y el gobierno se está haciendo cargo ahora, destinando muchísimo dinero sin planificar el mantenimiento de las redes”.
Siguiendo la idea, Sivori señaló que “a pesar que todos sabemos que la tarifa eléctrica es baja, la ecuación de esta tarifa está más ligada a las inversiones, no a los gastos”.
“Las empresas distribuidoras se privatizaron en la década del 90, con un Contrato de Concesión, que explicita muy bien legalmente todo lo necesario para que luego de ello no existan complicaciones en el sector eléctrico”, apuntó el profesional.
En cuanto a la expansión de líneas la región del Noroeste fue la que recibió mayores obras: 1150 kilómetros. También la Patagonia, que estaba desconectada con el centro del país, se incorporó al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), con 1897 kilómetros. Antes de esta obra, Santa Cruz sólo recibía energía de las centrales provinciales.
Estas ampliaciones se hicieron hizo luego de 50 años de reclamos. La Línea de Alta Tensión NOA-NEA, considerada la mayor obra de interconexión eléctrica de la historia de la Argentina, transporta energía en 500 kV a través de 1.208 km y 7 Estaciones Transformadoras.
Este año, que se caracteriza por ser electoral, quedó claro que no habrá actualizaciones de precios. El Gobierno ya desestimó estos intentos en reuniones con referentes de la industria, por lo que quedará el costo político para la próxima administración.
Generación
En cuanto al segmento generación de energía eléctrica, Emilio Apud asegura que “se está trabajando sin reservas”, a pesar de que el sistema nacional requiere de un 15 por ciento de margen para compensar posibles bajas de las centrales. “La demanda crece en el orden de 1.000 megawatts por año pero la oferta no acompaña; estamos en el límite”, sostiene.
Subsidios y eficiencia energética
Debido al valor subvencionado de la tarifa, Apud explica que “la gente no se preocupa por comprar artefactos eficientes”. De hecho, el consumo promedio por habitante es muy superior al de países desarrollados, principalmente de Europa, que toman medidas para ir haciendo un uso racional de la energía.
Muy buen articulo. Muy interesante conocer las opiniones y aprender de gente tan idonea en la materia. Esperemos alguien tome las medidas y decisiones correctas para terminar con este grave problema que afecta a todos los argentinos.
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Recorriendo el sur, y viendo la cantidad de Kms de líneas en los cuales se podrían ir inyectando, paulatinamente, miles de kW eólicos, es difícil comprender porqué es más fácil pensar en invertir en represas y en centrales atómicas.