Especializado en la reconstrucción de edificios residenciales, escuelas y oficinas en ciudades europeas y chinas, Boonstra opina que “Buenos Aires podría implementar programas de mejoras para edificios enfocándose en un método de renovación que utilice materiales prefabricados”, para lograr así desarrollar los principios de diseño pasivo tanto en construcciones nuevas como viejas.
“Eso, sumado al desarrollo de nuevas formas de transporte público, promoviendo el uso de bicicletas y una insfraestructura adecuada, limitando el uso del automóvil, lo que mejora la calidad del espacio urbano y las condiciones ambientales”, continúa. Y sintetiza: “El enfoque es centrarse en el buen diseño de la casa, la calidad de la construcción y los métodos de prefabricación que se implementen para la misma”.
Entre los beneficios que traen los diseños pasivos, que funcionan mejor en edificios ya existentes, se cuentan el confort que brinda la adecuación a las condiciones climáticas y los bajos costos de energía, ya que se nutre de energía solar, hidráulica y del calor residual de los procesos industriales.
Otra de las expositoras será la arquitecta inglesa Susan Roaf, que es responsable de la Ecohouse en Oxford, una casa autosustentable que fue construida en 1995 y que ya representa un ejemplo en todo el mundo de cómo se logra una construcción modelo para un uso racional de la energía.
“La característica principal fue que se diseñó para el cambio climático, y no sólo para la eficiencia energética o la sostenibilidad”, cuenta Roaf, y enumera entre sus principales características el tipo de orientación de los costados de la casa, que hace que el calor y el frío ingresen a la vivienda de manera natural, el tamaño y la ubicación de las ventanas, la inclinación del techo y la ubicación que tengan los árboles que estén dispuestos a su alrededor.
En Buenos Aires, este tipo de construcciones son posibles según Roaf, que apunta a considerar aspectos tales como “diseñar edificios con ‘refugios’ o espacios donde la gente pueda estar cómoda y segura ante temperaturas extremas, utilizar energías renovables en la mejora de edificios y contar con comunidades fuertes que cuiden el vínculo con su ecosistema, frente a un mundo cada vez menos predecible”, puntualiza.
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