¿Por qué se canceló la subasta en Brasil?
Brasil cuenta actualmente con un sobrante de energía eléctrica fruto de la recesión económica en la que se encuentra. Según las estimaciones oficiales a 2020 existiría una “sobra” de 9 GW medios de energía, por lo cual contratar más energía ahora para 2019 no tendría sentido. Esta subasta ya fue adelantada de julio para diciembre y pese a que se sabía de antemano que no iba a ser contratada mucha capacidad, había gran interés por parte de los desarrolladores solares y eólicos de terminar el año con al menos algún proyecto. De hecho, iban a competir 841 proyectos eólicos sumando 21 GW y 419 solares totalizando 13 GW.
Con la llegada de Temer también cambiaron los altos mandos de planificación energética y la cúpula del BNDES. Tanto del Ministerio de energía, como del BNDES ratificaron el apoyo a la cadena industrial eólica y solar. Sin embargo, no desean que se contrate energía que no sea requerida siendo los consumidores quiénes deban pagar esa diferencia por medio de encargos en su factura. De hecho, desde el Ministerio de Energía brasilero se aclaró “la subasta no es una definición de política industrial”.
Si en Brasil hay capacidad ociosa es de esperar que intenten volcar tecnología en nuestro país…
A la luz del éxito de las últimas licitaciones de energía renovable en Argentina yo considero que las empresas van a intentar vender sus aerogeneradores para Argentina. Según estimaciones del sector las empresas eólicas pueden producir equipamientos para 3 GW por año. A principios de este año el sector eólico pensaba obtener contratos por 2 GW, por lo cual la capacidad ociosa es grande. En el caso de la industria solar, los números son menores: la primera planta de paneles se inauguró este año y tiene capacidad por 400 MW.
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Esto significa una oportunidad porque en caso de que se desee importar la tecnología la mayor competencia implicará menores precios aunque es un desafío para el deseo de fortalecimiento de la industria local.
¿Y cómo compite la industria brasileña con China y otras plazas de Europa o Estados Unidos?
En el sector eólico compite muy poco con el exterior. Existen seis empresas importantes ya radicadas que son Acciona, GE/Alstom, Siemes/Gamesa, Vestas, WEG y Wobben. Además el BNDES, que se podría decir que es el único medio de obtener financiamiento de largo plazo en Brasil requiere un contenido nacional de cerca del 60%. Claramente algún proyecto podría prescindir del BNDES e importar los aerogeneradores, pero existe la limitación adicional que en Brasil los contratos PPA no están dolarizados, por lo cual la exposición al riesgo del tiempo de cambio es considerable.
En la incipiente industria solar la situación es diferente. La primera subasta de energía ocurrió en el 2014 en la cual 64% de la capacidad fue posteriormente cancelada principalmente porque los proyectos no consiguieron el financiamiento. Enel en esa subasta obtuvo 25% de la capacidad demandada la cual está construyendo aunque con paneles de origen chino. Ciertamente las dificultades de los proyectos en la subasta del 2014 y 2015 para salir del papel y la inexistencia de contratos en este año van en contra del deseo por parte del gobierno de establecer una industria de paneles solares en Brasil.
A su entender…¿qué elementos a favor y en contra encuentra en la instrumentación de subastas?
A favor se puede mencionar la cualidad de este instrumento de agregar capacidad de una manera competitiva y segura con un contrato PPA para los oferentes, lo más barata posible para los consumidores y además regulada para los actores públicos. Las subastas permiten objetivos de política adicionales como puede ser distribución geográfica, contenido nacional o preferencia para algún u otra fuente renovable. En el caso sudamericano, las subastas de electricidad a largo plazo son actualmente el instrumento regulador clave utilizado para atraer las grandes inversiones en nueva capacidad requerida por el rápido crecimiento de la demanda, garantizando así la adecuación del sistema.
¿Y aspectos negativos?
Las debilidades de este mecanismo derivan generalmente de un diseño equivocado de la subasta, las cuales se perciben muchos meses después de la subasta en sí. Al favorecerse a los proyectos con menores precios, existe el riesgo de que el proyecto posea problemas futuros. Medidas que aseguren que quienes ganen implementen eficazmente los proyectos son imprescindibles.
¿Cuál fue la experiencia de Brasil?
Brasil reglamentó el uso de subastas en el año 2004 y a partir de ese momento todos los contratos de largo plazo que cubren la demanda en el mercado regularizado deben ser asignados a través de subastas centralizadas de electricidad. Se organizan subastas separadas para centrales eléctricas nuevas y existentes, con diferentes períodos de retraso (de 1 año para plantas existentes a 5 años para plantas nuevas) y duración del contrato dependiendo de la tecnología (30 años para centrales hidroeléctricas y entre 15 a 25 años para plantas térmicas e instalaciones de energía renovable).
Las empresas de distribución deben prever su demanda futura y comunicar al regulador la cantidad de energía que necesitan adquirir en cada subasta. El regulador se encarga de resumir todos estos requisitos y de lanzar una licitación centralizada. Sin embargo, los compradores en la subasta siguen siendo las empresas de distribución y cada generador seleccionado firma un contrato bilateral con cada distribuidor que participa en la subasta, en proporción a su parte del total de la energía contratada.
Adicionalmente a estas subastas de energía nueva y existente, el Ministerio de Energía también puede lanzar subastas de reserva, que pretenden aumentar el margen de reserva de todo el sistema. Estas licitaciones están completamente centralizadas: el regulador establece la energía a adquirir, las tecnologías que pueden participar y todas las disposiciones contractuales (período de retraso y duración). El costo de la energía adquirida en este tipo de subastas debe ser compartido entre todos los consumidores. En Brasil, se han utilizado en los últimos años las licitaciones de reserva para fomentar la instalación de tecnologías de energía renovable.
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