16 de septiembre 2015

Generar energía eólica en Argentina cuesta 40 por ciento más caro que en Uruguay

No tener petróleo y gas hizo que Uruguay avanzara rápidamente hacia las energías renovables. Ya agotó prácticamente su potencial hidroeléctrico, y para evitar importaciones, destina un 3 por ciento del PBI a la generación de energías no contaminantes. El año 2014 tiene como hito importante el ingreso al sistema de varios parques eólicos de gran […]

No tener petróleo y gas hizo que Uruguay avanzara rápidamente hacia las energías renovables. Ya agotó prácticamente su potencial hidroeléctrico, y para evitar importaciones, destina un 3 por ciento del PBI a la generación de energías no contaminantes.

El año 2014 tiene como hito importante el ingreso al sistema de varios parques eólicos de gran porte y de la central de biomasa de Montes del Plata (Celulosa y Energía Punta Pereira con 170 MW). Así consiguió que cerca del 13 por ciento de la demanda sea cubierta con energía eólica, solar y biomasa. La generación térmica solo representó un 5,1 por ciento.

Hacia finales de 2013, la suma de la potencia instalada de fuente biomasa y eólica no superaba el 10 por ciento. Un año después, ese porcentaje era cercano al 25 por ciento de la matriz.

En lo que respecta puntualmente a energía eólica, Uruguay presenta menor potencial que Argentina, por la velocidad de los vientos: el factor de capacidad de los aerogeneradores oscila entre 35 y 38 por ciento, contra 42 y 45 por ciento que se registra en Patagonia, Gran Buenos Aires y parte de Cuyo, de acuerdo al mapa local.

Sin embargo, según indica un estudio elaborado por el Centro Regional de Energía Eólica (CREE) el precio promedio del MWh en nuestro país asciende a 120 dólares. Y si bien sigue siendo más económico que con combustibles fósiles – sobre todo con importados – aún es el 40 por ciento mayor de lo que cuesta en Uruguay y Brasil, donde el valor promedio marca entre 70 y 80 dólares respectivamente.

¿Cómo se explica? En principio, cabe destacar el alto costo financiero que pagan los inversores que se lanzan a proyectos en nuestras pampas: 8,50 por ciento en dólares equivalentes, contra 3,5 y 4 por ciento de Uruguay y Brasil. Pero además el plazo de financiamiento es de entre 12 y 16 años, con 1 a 2 años de gracias, mientras que en Argentina, excepto China, ninguna entidad de crédito multilateral otorga los mencionados plazos.

Además, para repagar el capital, los competidores de la zona consiguen contratos a 20 años – en línea con la vida útil de las turbinas -, mientras en Argentina el máximo es de 15. No es un tema menor porque obliga a amortizar con mayor velocidad el capital inicial. Y además los contratos en dichos países son indexados mientras que en Argentina el precio es fijo durante la vigencia del contrato.

Matriz - potencia instalada uruguay

Fuente – ADME – Uruguay

La cuestión impositiva tampoco es ajena. El impuesto a las ganancias tributa el 35 por ciento, contra el 24 por ciento de Uruguay. “Las variables que más afectan a la Argentina son: Impuesto a las Ganancias, Indexación y Riesgo País“, subraya el estudio del CREE.

Aunque con menor incidencia, otro factor juega a favor de los extranjeros, en este caso, de Brasil, y tiene que ver con las penalizaciones por no entregar energía al sistema, ya sea por falta de viento o debido a complicaciones operativas de los parques.

En el vecino carioca se remunera la energía comprometida, independientemente de si es efectivamente suministrada al mercado mayorista. Es un estímulo adicional que mejora la ecuación económica financiera. Sólo se sanciona si es inferior al 90 por ciento de la comprometida por contrato. En Argentina, la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico abona únicamente la energía entregada al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Por otra parte, la indexación del precio de oferta e ingresos en Uruguay varía en función del nivel general de precios internos y estadounidenses. En el mercado local, en cambio, no hay ajustes en los valores, lo que conlleva que ante incrementos en los costos operativos del parque, la rentabilidad se erosione.

proyectos en construcción en uruguay

Proyectos de energía eólica en Uruguay – Fuente – ADME

Potencia instalada

Estas condiciones de inversión hicieron que sólo se hayan instalado 134.5 MW de potencia eólica en Argentina, reflejando el fracaso de los programas de Gobierno lanzados hasta el momento, por caso, el GENREN, mientras que Uruguay alcanzó los 700 MW en poco tiempo, a través de parques que en general no superan los 50 MW, lo que permite aprovechar las redes eléctricas existentes y evitar mayores costos de instalación. Como si fuera poco, tiene en construcción proyectos por 400 MW adicionales.

Proyecciones al año 2035

De acuerdo a las perspectivas de los ocho escenaristas que participaron de Escenarios Energéticos al 2035, el costo medio del MWh dentro de 20 años será de 102.42 dólares.

Es el promedio resultante, sumando organizaciones como el Comité Argentino del Consejo Mundial de la Energía (CACME) que estimó 86 dólares, siendo la más económica, y los Verdes-FEP, que proyectaron 125 dólares, por la alta penetración de energías limpias.

 

2 Comentarios

  1. Rolo

    Segun la nota de abajo, en la ultima convocatoria en Uruguay se alcanzaron precios incluso menores, de $S 63 el MWh.
    http://www.evwind.com/2015/05/17/bid-financia-la-eolica-de-ute-en-uruguay/

    Esto quiere decir que en Argentina el precio seria casi el doble.
    Otra cuestion es que a medida que aumenta el aporte eólico tienen mas excedentes que lo exportan a Argentina, creo q a U$S 100 / MWh. Por lo tanto, les da una ganacia de casi 60%-

    Responder
  2. J.I.P.González

    Muy buena nota. En cualquier emprendimiento energético, que implica tecnologías de largo plazo de uso, se requiere confiabilidad, y racionalidad en los contratos.

    La confiabilidad incluye seguridad en las condiciones del contrato a lo largo del tiempo, e influye en los intereses de los préstamos para inversiones, que tardan años en amortizarse.

    También es importante la racionalidad en los plazos de los contratos (que guarden relación con las vidas útiles de las tecnologías que se empleen), porque por supuesto el acortamiento del contrato significa resignar parte de la vida útil de la generación, y eso requiere acortar el tiempo de amortización y en consecuencia aumentar el monto por unidad de energía generada.

    Otro tema importante es la forma en que se compensa a quien no genera, cuando está asegurando el servicio de energía disponible aunque no genere en realidad, porque la alimentación de energía provenga de otra fuente más conveniente.

    Esto se volverá mas importante en los próximos años, a medida que las fuentes de energía se diversifiquen, y aparezcan sobre las redes energías renovables, más económicas en combustible y emisiones, pero menos constantes.

    Y no es posible preverlo, cuando se trata de contratos de largo plazo, porque el sistema energético en su conjunto, incluirá necesariamente en el futuro, nuevos participantes con diferentes precios y prioridades de ingreso al sistema.

    Saludos

    Responder

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