“La sustitución de las termoeléctricas por la generación fotovoltaica se muestra bastante factible y sería ocho veces menos costosa. Aunque, después de cinco años, los embalses volvieran al nivel de seguridad y no hubiera crisis de agua por los 20 años siguientes, el país tendría obtenido un ahorro de unos R$ 150 mil millones [unos US$ 37,41]”, dice el estudio.
WWF Brasil propone una transición gradual entre los modelos, durante cinco años, disminuyendo el valor gasto actualmente con las termoeléctricas y aumentando la inversión en energía fotovoltaica. El objetivo es que, después de ese período, la producción fotovoltaica alcance los 40 teravatios/hora (TWh) por año, la misma cantidad contratada hoy de las plantas termoeléctricas de emergencia.
“El gobierno ha creado muchos incentivos económicos para las termoeléctricas. Lo que proponemos es hacer una transición gradual a la energía solar, como una energía de apoyo a la hidroeléctrica, mientras se mantienen las termoeléctricas como reservas, sin operar todo el año como sucede hoy día”, dijo André Nahur, coordinador de Cambios Climáticos y Energía de WWF.
La sustitución de la energía termoeléctrica por la fotovoltaica, sin embargo, todavía enfrenta el obstáculo de la falta de financiación en el país. Según Nahur, los países que están haciendo esa transición, como Alemania, Japón e Italia, tienen líneas de crédito diferenciadas para la energía solar, a un 6 por ciento anual. En Brasil, el crédito para esa finalidad es pequeño y se destina solo a grandes proyectos.
Fuente: Agencia Brasil.
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