16 de noviembre 2014

España aconseja a la Argentina para desarrollar su potencial de energía eólica

De acuerdo a datos de la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA) España cerró 2013 con capacidad para producir energía eólica por 22.959 MW. Es segunda en potencia en Europa, detrás de Alemania, y cuarta en el ranking global. Por su dependencia a los combustibles fósiles, hace décadas que viene impulsando las fuentes renovables para […]

De acuerdo a datos de la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA) España cerró 2013 con capacidad para producir energía eólica por 22.959 MW. Es segunda en potencia en Europa, detrás de Alemania, y cuarta en el ranking global. Por su dependencia a los combustibles fósiles, hace décadas que viene impulsando las fuentes renovables para la generación de electricidad. Tal es así que gran cantidad de empresas de capitales españoles se lanzaron en proyectos de inversión que hoy se expanden por todos los continentes.

En diálogo con Energía Estratégica, Heikki Willstedt, director de políticas energéticas de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) analizó las perspectivas del negocio en el mediano y largo plazo, al tiempo recomendó políticas para fomentar la actividad en nuestras pampas. Hizo hincapié en la importancia de brindar facilidades para la financiación.

¿A qué motivos se debe que en España el Gobierno esté desalentando el uso de las energías renovables, luego de años de crecimiento?

Es incomprensible. Justo ahora que los costes de todas las tecnologías renovables están bajando y que la financiación del capital necesario para los proyectos podría ser la más baja de la historia, el Gobierno para las renovables y lo hace de tal forma que a futuro van a ser más caras, porque cualquier entidad financiera va a imponer una importante prima de riesgo a los proyectos que se intenten hacer en España. Y lo más increíble es que la generación eólica en España con nuevas instalaciones podría ser más barata que la generación con combustibles fósiles, especialmente si a estos últimos se les internalizan los costes que generan a la sociedad por contaminar y causar el cambio climáticos. Otro factor que hace incomprensible la decisión del Gobierno es la de la evolución de los precios  de los combustibles fósiles, de cuya importación depende España para cubrir más de un 70% de sus necesidades energéticas, como se puede ver en el gráfico.

Dibujo

Como se puede observar, el precio medio de las importaciones de combustibles fósiles se ha multiplicado por dos en la última década en el caso del carbón, por tres en el  caso del gas y por cuatro en el caso petróleo. Y el problema es que la demanda mundial de estas fuentes energéticas sólo puede aumentar a futuro, por lo que los problemas energéticos de España relacionados con su dependencia energética están lejos de estar solucionados.

Y el precio de la energía importada es un lastre para la economía española. Como se puede ver en el siguiente gráfico, hay una clara correlación entre los altos precios de la energía importada y el crecimiento de la economía.

grafico 2

Fuente: FMI, Datos WEO Abril 2014

Cuando  la energía importada era barata la economía española creció un 40 por ciento mientras que en la última década, con el acelerado encarecimiento de los combustibles fósiles importados, la economía española sólo ha crecido un 5 por ciento.

Por lo tanto, se podría llegar a la conclusión que paralizar las renovables es un triple error: energético, económico y medioambiental (ya que cualquier incremento del consumo energético español tendrá que ser cubierto con combustibles fósiles importados y contaminantes). Desde la AEE pensamos que también es un error industrial, puesto que España había conseguido crear un sector eólico industrial que estaba entre los más punteros del mundo y ahora todo lo conseguido está en riesgo.

Teniendo en cuenta el desarrollo alcanzado en su país ¿Sobre cuáles aspectos considera que debería Argentina trabajar para aumentar la producción?

Seguridad en el suministro energético, reducción en el déficit de la balanza comercial, disminución de los impactos medioambientales de la energía, mantenimiento y creación de nuevos empleos industriales, etc.

 ¿Cómo fue el caso de España? ¿Cómo se alcanzó el crecimiento de la energía eólica?

Gracias a unas políticas y regulación pioneras en su día, basadas en unos objetivos a largo plazo ambiciosos y un sistema de incentivos a la producción (primas, similar al que aún se mantiene en Alemania y gracias al cual se pretende llevar a cabo la transición energética de aquel país), y también a la presencia de un tejido industrial que supo ver el potencial de esta nueva tecnología, y a las entidades financieras, que gracias a la estabilidad que daba la regulación y políticas del gobierno, podía prestar el capital para las instalaciones con bajas tasas de interés.

En el caso de Argentina, que presenta potencial eólico en el 70 por ciento de su territorio ¿Qué medidas se pueden tomar para incentivar la inversión?

Primero es importante generar confianza en los inversores con objetivos y  regulación  a largo plazo, sin cambios constantes. Luego es importante establecer un sistema económico para el despliegue de la eólica que permita la consecución de los objetivos. Cada país tiene que analizar qué sistema económico puede ser el más adecuado para el desarrollo de la tecnología eólica.

¿En qué medida incide el acceso a financiación a bajo costo? 

Este aspecto es fundamental y sólo se consigue con políticas y regulación a largo plazo que generen la confianza de los inversores y de las entidades financieras.

Respecto de los costos ¿Cómo es la relación de competencia con los combustibles fósiles? 

En países con mucho recurso eólico, como Brasil, o como podría ser el caso de Argentina, se ha demostrado que la generación de electricidad con el viento en nuevas instalaciones puede ser más barata que en las nuevas centrales que utilizan gas o carbón. La cantidad de recurso disponible, el sistema económico-regulatorio que se tenga para intentar aprovecharlo y la presencia de un tejido industrial a nivel local son factores que influyen a la hora de determinar la competitividad de la tecnología eólica frente a las instalaciones que utilizan combustibles fósiles.

 Ranking Mundial de capacidad de producción de energía eólica año 2013

 

 

 

 

 

 

 

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