Producir energía eléctrica a partir de la quema de subproductos provenientes de rezagos de soja, maíz, girasol o madera, cuesta cuatro o cinco veces menos que la que se extrae de cualquier combustible fósil. Biomasa, se llama esta tecnología no convencional para desarrollar energía renovable, cubrir parte de la demanda energética y aliviar la capa de ozono.
Asoma como un negocio redondo para las empresas, sobre todo agropecuarias, que pueden bajar sus costos de insumos, pero también para particulares que quieran orientar sus ahorros hacia una inversión de montos manejables, limpia y de alta rentabilidad.
Una pequeña usina propia de 1MW de potencia insume un capital de alrededor de 2,5 millones de dólares y una de 3 MV llega hasta los u$s6 millones.
Pero el último destello térmico o eléctrico que sea capaz de producir se aprovecha, sea para facturarle al programa nacional GENREN, de ENARSA, que busca licitar la generación de energías a partir de fuentes renovables, o evitar el pago de siderales cuentas por el insumo hidrocarburífero tradicional.
Las diferencias de costo son abismales: respecto del fuel oil cada gijajoul de biomasa representa casi la cuarta parte menos, la quinta del gas licuado de petróleo y poco menos que la sexta en relación al gasoil, según la ponderación empresarial.
Residuos en vez de leña
Mientras en Brasil hace rato que se descubrió el filón renovable -la empresa química Dow se abastecerá por completo de energía y vapor proveniente de astillas de eucalipto- en la Argentina aparecieron incursiones en la biomasa. La cervecera Quilmes redujo el consumo anual de energías no renovables en más de 80% en sus plantas industriales de Corrientes y Zárate, lo mismo que Aceitera General Deheza y Ledesma lograron reemplazar el gas natural por la biomasa, mediante la quema directa en calderas de residuos de procesos propios: cáscaras de maní y girasol, y de caña de azúcar, respectivamente.
Otro ejemplo es la cordobesa láctea Manfrey, con un proyecto de biomasa forestal a partir de plantaciones de eucaliptus, que incorporó una caldera de 1,5 millones de dólares que se amortiza en sólo un año. Corporación Forestal Neuquina en Abra-Ancha de Aluminé, Neuquén, gestionó ante el PROSAP (Programa de Servicios Agrícolas Provinciales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación) la financiación de una planta de generación eléctrica de biomasa, a partir del aprovechamiento de la gran cantidad de residuos forestales de la nueva línea de aserrín y el límite de capacidad operativa de las líneas eléctricas de transporte y distribución de la zona.
Por su parte, el criadero de cerdos de ACA en San Luis produce gas con las excretas de los animales, y otro tanto hacen en Entre Ríos Granja Tres Arroyos y Las Camelias.
Esta enumeración de iniciativas proviene de Probiomasa, que es una plataforma que articula a los sectores públicos y privados facilitándoles recursos técnicos, económicos y financieros para generar energía a través de la biomasa, coordinada por los Ministerios de Agricultura y de Planificación Federal, a través de las Secretarías de Agricultura, Ganadería y Pesca y de Energía, con la asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Lleva contabilizados 98 proyectos, de los cuales 51 están bajo análisis, 36 operativos y el resto en ejecución.
Matriz energética
Más allá de los impasses macroeconómicos del último año, la primera escala de la meta fijada por ley para utilizar 18% de energía renovable en el total de la matriz energética es 2016. Actualmente la torta se compone así: Gas Natural, 53%; Oil, 24%; Hidro,12%; Nuclear 3%; Carbón, 1%; Biocombustibles y Eólica 8%, cuyo desagregado como energías renovables sería: Hidráulica, Biocombustibles, Eólica, Solar, Fotovoltaica, Geotérmica, Mareomotriz, Biomasa y Vertedero.
FUENTE: Infobae
En este contexto, la participación de la biomasa debería pasar del actual 3,5% al 10% de la oferta interna de energía primaria, con una movilización de $3.216 millones en inversiones para instalar 200 MW eléctricos y 200 MW térmicos en 2016 y de aproximadamente 25.700 millones de pesos para instalar 1,325 MW eléctricos y 1,325 MW térmicos en 2030.
Avatares de la coyuntura mediante, el premio de cumplir con la sustitución de combustibles fósiles importados que estima Probiomasa consiste en un ahorro de 2.529 millones de pesos anuales para 2016 y 16.200 millones de pesos proyectados para 2030 cuando se haya instalado una capacidad de 2.650 MW que, asimismo, evitaría la emisión de 8.3 millones de toneladas de dióxido de carbono.
La condición sería incrementar el consumo actual de biomasa en 4 millones de toneladas equivalentes de petróleo para llegar a las 12 millones de tonelada anuales, lo que supondrá un ahorro anual de 9.200 millones de pesos en la necesidad de importar petróleo.
Morigerar una factura externa de 11.400 millones de dólares, como la que el país tuvo que pagar el año pasado, se conjuga con el beneficio ambiental: las reducciones estimadas de emisiones alcanzarían: 1,2 millón tCO2e/año en 2016 y 8,3 millones tCO2e/año en 2030.
Y mucho más tentador aún resulta que se coloquen en la balanza los 600.000 nuevos puestos de trabajo que prevé el plan y la mejora que traerá en las condiciones socioeconómicas en comunidades energéticamente aisladas.
Impacto positivo para la sociedad
Esta forma de obtener energía también redunda en una serie de beneficios para la sociedad. E este aspecto, el coordinador de Probiomasa, Miguel Almada, llamó la atención de que el recurso se encuentra disponible en muchas regiones, con el Noroeste y Noreste como las más privilegiadas, seguidas por la Patagonia, el Litoral, Cuyo y luego la región céntrica.
El programa está trabajando con 12 provincias en la creación de las condiciones necesarias para la formación de equipos profesionales que se dediquen a desarrollar la actividad. “Habíamos calculado becas para 100 personas y tuvimos una demanda de 1.100”, destacó.
Existen además otras gestiones con distintas escuelas agropecuarias para instalar biodigestores en La Rioja, Salta, Buenos Aires, La Pampa, entre otras, a fin de que sean demostrativos, que sirvan como ejemplo. Y el programa elaboró un manual de contenidos destinados a niños de 6 años que luego será distribuido a los colegios. “Pocos saben que la biomasa es una acción nacional de mitigación para reducir gases de efecto invernadero”, subraya.
“Da valor a un residuo y en muchos casos evita un pasivo ambiental importante. La recolección y uso de los residuos agrícolas y forestales puede reducir las emisiones de gases contaminantes y partículas, tanto provenientes de la quema incontrolada “in situ” como de los incendios forestales que estas provocan”, describe.
Convertir un total de 1.889.153 toneladas anuales de residuos en subproductos útiles para la generación de energía, según lo estimado para 2016, con lo que se alcanzaría un total de 12.515.637 de toneladas de residuos para 2030, es un desafío que tiene por delante el país en aras de un desarrollo sustentable de la bioenergía que diversifique la matriz energética nacional.
Otro objetivo comprende la promoción y el aumento del agregado de valor a la producción agropecuaria, forestal, foresto industrial y agroindustrial en origen, diseminado en 3.761.274 kilómetros cuadrados de La Quiaca a Ushuaia, que acumula 100 millones anuales de producción de granos.
De éstos sólo se necesita sólo 11 por ciento para abastecer a la población y “sobran” 356 millones de raciones de alimentos para industrializar, exportar o transformar en energía.
Todo se puede pero con apoyo del estado, la gente sola, es difícil, más no imposible, pero en poca cantidad.