El avance del covid-19, el debilitamiento del peso mexicano y fundamentalmente la caída de los petroprecios están impactando fuertemente en las finanzas públicas mexicanas.
Este escenario ha generado desconfianza de los extranjeros que están retirando sus inversiones de los Certificados de la Tesorería (Cetes) y dejando de apostar por proyectos en distintos sectores del país. Entre ellos, el energético.
Energía Estratégica se comunicó con Abril Moreno Albarrán, directora general de Perceptia21, quien se refirió a un “choque de trenes en el sector energético mexicano” para simbolizar el impacto que significa el encuentro de todas las variables a las que se enfrenta este mercado.
¿Es un buen momento para invertir en México? Para Abril Moreno, el escenario es complicado.
Una mirada a la transición energética
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador espera producir 2.4 millones de barriles de petróleo al día en 2021. Una meta bastante cuestionada dada la situación actual que se enfrenta México.
“Hacienda calculaba que para tener unas finanzas estables este 2020 el precio del crudo debía ser de USD$49 pero hoy la mezcla está en unos USD$ 10; es decir que hemos tenido una perdida cercana al 80%”, introdujo la especialista.
Los pronósticos de la especialista para el año próximo indican que es inviable que se alcancen 2 millones de barriles diarios para el 2021, ya que para diciembre del 2019, Pemex tuvo una caída en la producción petrolera, comparada con el 2018 de aproximadamente 7 por ciento, y en condiciones económicas internacionales más estables. “Basar el ingreso del Gobierno en esta proyección y a un costo de USD$30 por barril, implica que muy probablemente las finanzas públicas del Gobierno de México se verán afectadas en el siguiente año”, señaló.
De su análisis se desprende una urgencia por la diversificación de la matriz energética, permitiendo la incorporación de más energías renovables para encaminar al país a la transición energética que mandatan acuerdos internacionales.
¿Cuál es la solución? para Abril Moreno, en el corto plazo, para enfrentar la situación sanitaria y económica, “México requiere políticas anticíclicas como incurrir en deuda, junto con una estrategia financiera que garantice liquidez como la reducción de tasas de interés o el aplazamiento de pagos de impuestos y servicios federales. Por lo pronto, no hay señales de que el Gobierno quiera implementar aquellas medidas.
Con respecto al sector energético, la especialista propuso que sólo se exploten los campos rentables a los precios actuales, suspender la construcción de dos bocas, reducir gastos de capital y operativos en el corto plazo.
Para un mediano y largo plazo planteó eliminar la dependencia gubernamental del petróleo y quizás, visualizar a Pemex como una empresa energética más no petrolera, garantizar la certidumbre jurídica para atraer inversiones al sector y quizás, concebir un nuevo modelo negocio, aprovechando la crítica coyuntura internacional, “La caída de los precios del petróleo ha generado interés en el almacenamiento. México tiene capacidad para almacenamiento. Si bien actualmente nos falta infraestructura, el Gobierno podría enfocarse en fortalecer esta industria y la portuaria, para ser un país de trasvase, las cuales podrían convertirse en una nueva vertiente de ingresos y un cambio de paradigma para ver al sector.
“Con la caída contundente de precios se abre una nueva oportunidad para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) aproveche el combustóleo”, advirtió Moreno. Ante la actual estrategia energética, la Empresa Productiva del Estado (EPE) podría usar combustóleo en sus plantas termoeléctricas estatal y llevar a que la actual administración a cumplir con una de sus propuestas de campaña que fue bajar las tarifas, pudiendo afectar en los acuerdos de la reducción de emisiones contaminantes.
Hoy con los bajos precios de los combustibles, podría generarse una competencia directa entre energías fósiles y renovables. Con un precios de unos USD 18 en la eólica y USD 20 la solar, ahora las llamadas “intermitentes”, las cuales se enfrentan a un diésel de unos USD 19,45.
Agregó: “al menos el 17 por ciento de plantas termoeléctricas de CFE utilizan combustóleo. No dudaría que buscarían favorecer a los fósiles antes que a las renovables. Sin embargo, esto no significa que haya una caída de renovables en el sector eléctrico, pero sí la competencia por los precios más competitivos podría reducir hasta un 30% las tarifas de los usuarios”.
Una lenta recuperación
Los análisis compartidos indican que en el segundo trimestre del año, México va a sufrir una caída de más del 30% y transitará una recuperación muy lenta a partir del cuarto trimestre hasta el primero del 2021.
Al no tomarse medidas oportunas que respondan a recuperar las finanzas públicas e incentivar la inversión, México podría incluso transitar una etapa mucho más larga para superar los efectos de este “choque de trenes”.
“El sector privado hoy necesita que el Gobierno les otorgue una tregua; por ejemplo, posponiendo el pago de impuestos por uno o dos periodos. Esto sería exclusivamente para que puedan salir adelante de esta situación a la que se vieron expuestos en este mercado”, consideró la directora general de Perceptia21.
Sin embargo, las autoridades federales evitarían todo apoyo al sector privado. La 4T, en su afán de fortalecer las empresas del Estado como PEMEX y CFE, ha promovido medidas en el sector energético que desmotivan la inversión del sector privado y lo desestabilizan.
“Todo el mundo está retirando inversiones o no invirtiendo. Yo creo que aplicando la receta de las medidas anticíclicas, tardaremos unos tres años en poder estabilizarnos otra vez, de lo contrario, es complejo establecer una fecha de recuperación”, pronosticó Abril Moreno, directora general de Perceptia21.
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